Nos sentimos honrados y privilegiados por haber sido invitados en Berna, delante de miembros del Parlamento Suizo, para presentar nuestras reflexiones sobre la economía y mostrar la experiencia de Mirabaud.
Es una oportunidad para exponer todas las excelencias de nuestro país, Suiza.
Si hay una idea global y común, es que Suiza es hermosa. Magníficos paisajes naturales que ofrecen nuestras montañas, lagos y pueblos típicos alpinos.
La economía del país es estable, con un desempleo extremadamente bajo, una moneda fuerte y una inflación por debajo del mandato del banco central. En resumen, una imagen ideal que haría que muchas naciones envidien.
La única inquietud es que, en cuanto al rendimiento del mercado de valores, el índice suizo ha sido hasta ahora uno de los peores de Europa.
Sin embargo, 2024 podría proyectar una historia totalmente diferente, porque el "modelo suizo" no está muerto:
1 - La resiliencia de las empresas suizas, obligadas a una constante adaptación, a no bajar la guardia y esforzarse constantemente por permanecer competitivas.
2 - Esta capacidad está arraigada en la cultura suiza. Tal vez sea porque cambiamos de jefes de gobierno cada año.
También se refleja en una tasa de ahorro que históricamente es lo suficientemente alta como para hacer frente a tiempos más inciertos. Anticipando días más oscuros sin tener que llegar enfrentarlos realmente.
3 - El mercado laboral suizo tiene un buen control sobre los impactos cíclicos, gracias a su macroflexibilidad (la capacidad de un país de mantener la tasa de desempleo baja ante perturbaciones macroeconómicas).
El trabajo a tiempo parcial inmediato también es una característica de la economía suiza durante una crisis "importante".
4 - Un diálogo casi continuo entre sindicatos y empleadores.
Según un informe del World Economic Forum sobre la competitividad global, Suiza es el país donde mayor colaboración existe entre empleadores y empleados. Por último, pero no menos importante, el SNB juega un papel crucial. A diferencia del BCE (estabilidad de precios), el mandato del Banco Nacional Suizo es llevar a cabo una política monetaria diseñada para garantizar que la moneda mantenga su valor (evitando así que la inflación aumente demasiado) y que la economía pueda desarrollarse óptimamente.
Mientras que el SNB históricamente se ha aferrado a la diferencia de tasas de interés con sus vecinos (es decir, la zona euro), parece que la crisis del coronavirus no lo ha movido, como lo demuestra su última reunión cuando la institución monetaria no aumentó sus tasas, a diferencia del BCE...
Gracias al BCE, por lo tanto, podemos esperar un año 2024 en el que la volatilidad del franco suizo esté "bajo control".
Por tanto, existen muchos argumentos a favor de un rebote del índice suizo en 2024:
- Fundamentos sólidos para la economía suiza
- Los eventos únicos desaparecerán (de hecho, el índice se vio afectado en 2023 principalmente por el bajo rendimiento de Roche y Nestlé).
- Valoración más atractiva de las acciones suizas según los estándares históricos
- Una recuperación gradual en la economía global y en los principales socios comerciales de Suiza
- Estabilización del CHF contra el EUR y USD en particular
- Mayor inversión en infraestructura - Ganancias sólidas para las empresas de alto valor así como pequeñas y medianas empresas
- Flujos continuos hacia los fondos suizos, especialmente frente a incertidumbres geopolíticas.
En conclusión, desde la crisis inmobiliaria suiza a finales de los años 80, los analistas han sido cautelosos, incluso contrarios, al crecimiento (futuro) de la economía suiza. Sin embargo, en los últimos 30 años, las previsiones de crecimiento siempre se han revisado al alza. Podría ser así en el 2024.
Recuerden que la economía suiza es como un junco: se dobla, pero no se rompe. Lo mismo podría ocurrir con el SMI.
